La innovación en los tiempos que se viven es más que necesaria, sobre todo cuando de tecnología se trata, de marketing y de negocios. Una empresa o marca que no analice su estrategia y que no intente actualizarla muy difícilmente podrá mantenerse en este mercado competitivo y globalizado. De hecho, una empresa no tiene porqué ser tecnológica para innovar en ello o en otros aspectos. Sin embargo, se presentan algunas dificultades al momento de tomar el camino de las mejoras.

 1.  El tradicionalismo.

Si nos ha funcionado de esta manera durante todo este tiempo, ¿por qué debemos cambiarlo? Es uno de los pensamientos más comunes dentro del mundo empresarial. Hay empresas que se alarman ante el hecho de pensar que “diferente” significa fracaso. Algunos factores que evitan este tradicionalismo son la apatía, negación de abandonar la zona de confort, miedo a dañar el status o imagen de la organización,ausencia del apoyo del equipo de trabajo, entre otros.

2.  El mercado competitivo.

Normalmente, y cada vez más, los mercados donde se desenvuelven las organizaciones es semejante a un océano lleno de tiburones, hay muchos cerca hambrientos para devorar el éxito. A veces la gran cantidad de competidores o la falta de confianza ante ellos genera una barrera para innovar, puesto que se piensa que otros tendrán éxito, pero la marca propia no.

3.  Demanda de resultados inmediatos.

Una máxima en la innovación es el tiempo y la paciencia, es decir, puede que los frutos tarden un poco en verse reflejados. De la misma manera, muchos empresarios cometen el error de esperar resultados instantáneos cuando la innovación es una inversión que se siembra y se cosecha a su debido tiempo.

Es una máxima porque aplica a cualquier ámbito innovador. Nos referimos a que en Basta de historias, el libro del periodista argentino Andrés Oppenheimer (2010) se indicaba que una de las razones de por qué los presidentes no hacen grandes inversiones en educación e innovación es porque los resultados no se verían reflejados en el periodo presidencial de turno sino en el siguiente, por lo que el siguiente presidente que no movió un dedo se quedaría con el crédito. Y muchos prefieren sembrar sus propios créditos.

4.  No hay estrategia definida.

Todo lo que se proponga una empresa, desde su creación hasta la más mínima mejora, debe tener un plan de acción. Las grandes empresas tienen un gran margen de éxito porque supieron trazar una estrategia, apegarse a ella y mejorarla cuando fuera necesario. Los puntos a tener en cuenta sobre una estrategia son los objetivos, los recursos humanos y materiales, el tiempo de duración, las tareas y responsabilidades asignadas.

En este orden de ideas, se determina que en la innovación hay factores que deben ser tomados en cuenta. Enrique Medellín lo resume en su libro Construir la innovación (2013). Factores internos como el “liderazgo, ambiente organizacional, gente, procesos, estrategia, tareas, tecnología y herramientas técnicas”. También señala factores externos como la “competencia, economía, mercado y consumidores, regulaciones, ambiente social y político, proveedores, tecnología y coordinación”.

En pleno siglo XXI las empresas deben superar estas barreras para hacer entrar en el mercado de la innovación, lo único que puede acercarlas al hecho de mantenerse cerca de unos clientes satisfechos.